jueves, 15 de julio de 2010

Larguirucho y Raimundo: "Un ejemplo de comprensión entre padre e hijo"...


Los "Patronatos de la Infancia" siempre fueron lugares grises...

Cuando éramos chicos, con mi hermano mayor y los pibes del barrio, solíamos salir a andar en bicicleta por todos lados, conocíamos cada rincón de la ciudad de Mar del Plata y sin temor a equivocarme, puedo decir que en aquellos años 70 le podíamos indicar a algún taxista perdido, cómo llegar a cada rincón de La Feliz.
Pero uno de los lugares por los que no nos gustaba mucho pasar, era por las cercanías del "Asilo Unzué". Dicen que los chicos son "muy perceptivos"; a mí no me gustaba para nada ver el trato que le daban a esos chicos huérfanos en el trayecto de regreso de la playa al asilo...


Como tampoco me gustaba el trato que le daban Eduvigia y Simpronia a Raimundo... ¡Mírenlas bien! ¿Se imaginan lo que debe ser para un niño estar bajo el yugo de estas dos "señoras"? Decir que Raimundito, a fuerza de hacerles la vida imposible, logró zafar del Patronato y conocer a un alma noble, a un pan de Dios como LARGUIRUCHO...

A Raimundo le tocó pasar una dura infancia en el PATRONATO de TRULALÁ... Pero cuando Eduviges y Simpronia se lo quisieron sacar de encima, cuando EL COMISARIO quería arreglar las cosas metiéndolo en el calabozo a pan y agua durante un mes, el bueno de Larguirucho se "les plantó" de frente a todos y logró que le dieran la tenencia por un tiempo... (más que "tutor" y gran padre).

Un tiempo en el que Larguirucho, pese a ser un muchacho de intelecto bastante limitado, intentó educar a Raimundito con amor y con paciencia. Veamos ahora una breve historia en la que Largui nos da un ejemplo de educación, reconociendo en principio sus errores como tutor, para luego "negociar" con su protegido:






¡Pobre Largui! Viene todo contento pensando en compartir un mediodía con Raimundo y se encuentra conque su casa se está prendiendo fuego...


La expresión "a la frinfra" sin dudas es más vieja que el minué (ya le consultaremos su origen al "Profe Esteban Giménez"). Es interesante pensar en qué palabras diría un chico de nuestros tiempos bajo la misma situación...






¡Con semejante nariz, a Larguirucho lo que menos le puede faltar es "olfato"! Así es que Raimundo confiesa que estaba fumando, pero aquí viene la parte de la historia que da lugar a la reflexión...




¡Vieron que fácil se arreglan los problemas entre padre e hijo cuando hay diálogo y comprensión! ¿Alguien puede dudar que Larguirucho y Raimundo, los dos solitos viviendo en una humilde casilla de madera, son una verdadera "FAMILIA"? HIJITUSLOGÍA.